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La 'pesadilla digital': así podría ser el futuro sin acceso libre a internet

Un ejercicio de imaginación -incorporando realidades que ya están ocurriendo en otros países sin neutralidad en la red- dibuja el peor escenario tras la decisión de la Comisión Federal de Comunicaciones de permitir que los grandes proveedores impongan sus propias reglas de acceso a internet.
Opinião
Editor de Breaking News de Univision Noticias
2017-12-15T19:01:17-05:00
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Carlos Antonio Estévez viaja en su auto casi todos los días -cuando no tiene tanto trabajo- a lo profundo del pantano de los Everglades, en Florida. Nadie sabe por qué razón allí la señal del satélite chino no la bloquean tanto. Al menos es la opción más fácil y rápida. Sin lancha es más complicado salir al mar para lo mismo.

Desde que en enero de 2024 (sí, estamos hablando del futuro) las tres grandes companías de telecomunicaciones llegaron a un acuerdo para ofrecer acceso a internet en los mismos términos, las cosas se han puesto peor: la red rápida y la red lenta. La primera para sus negocios y la otra para el resto, aún cuando también hay que pagarla.

Estévez debe pagar 20 dólares por hora para mandar mensajes de texto, 50 para declarar sus impuestos en la red, otros 40 para consultarle a su médico sobre sus dolores crónicos de espalda, 21.50 mensual a MoonMovie si quiere ver el estreno de la quinta trilogía de 'Star Wars', la precuela de la precuela. Y esas tarifas son solo para acceder a internet, todavía hay que pagarles por el servicio.

La red pirata que ofrecen los chinos es mala, pero es gratis, y le ahorra un montón de dinero.

Si no puede ir al pantano, Estévez tiene una segunda opción. Tiene tres tarjetas SIM, una para cada servicio de telefonía de... las tres grandes. Con una puede ver Facebook gratis, con la otra WhatsApp y con la tercera YouTube. "Es lo que hemos aprendido de otros países donde la neutralidad ya había muerto mucho antes", asevera.

"Y no hablemos de velocidad. Esto ya no es una autopista, es un paseo en mula cuesta arriba si el servicio, aplicación o tienda que te ofrecen no es propiedad de las tres grandes", se queja nuevamente.

El crash del negocio online todavía se siente. Los meganombres como YouTube, Facebook, WhatsApp, Netflix, Amazon, etc, se arriesgaban a perder un montón de clientes o llegaban a acuerdos de pay per access con las tres grandes para no morir bloqueados o viajando en mula. "Pero eso no democratizó nada, ahora pertenecen a la plutocracia de la red", asegura Estévez.

Las empresas tecnológicas más pequeñas, esas ya no existen.

Por eso los grandes centros comerciales están resucitando. En 2016 -hace ocho años- 30 cadenas de tiendas nacionales se fueron a la bancarrota y otro trío poderoso (Sears, Macy's y JCPenney) cerró unas 500. La gente está regresando a los malls, y con los consumidores, las tiendas físicas.

"Eso va a provocar un segundo crash en internet", dice Estévez, quien tiene un postgrado en economía de la red y trabaja para el Centro de Investigaciones Red Abierta, en el Sur de Florida.

La censura

Otra cosa es la censura. Antes las tres grandes bloqueaban el acceso a contenido no apto para niños si se lo pedías. Ahora ellos deciden qué no se puede ver si ese contenido no está en sintonía con sus intereses. Experiencias independientes como Vimeo y Etsy ahora deben pagar por velocidad si no quieren ser bloqueados o verse rezagados, lo que de nuevo termina pagando el consumidor final.

El desmantelamiento de la neutralidad de la red en diciembre de 2017 por parte de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés) todavía está provocando cambios.

Y uno de los más importantes es el surgimiento de la llamada 'red guerrillera' creada en América Latina, pero que ya tiene conexiones en EEUU. La llaman Enlace Libre Nacional (ELN).

Se trata de infraestructuras locales, no están interconectadas entre sí, por lo que su alcance generalmente se concentra alrededor de pequeñas comunidades, incluso vecindarios de pocas cuadras. Pero cumplen el mismo objetivo: acceso a internet sin costo o pagando una mínima cuota de mantenimiento.

Algunas asociaciones de vecinos se están poniendo de acuerdo para enlazarse, por eso las siglas ELN. En estos casos empresas tecnológicas impactadas por las tarifas de las tres grandes están asumiendo los costos de interconexión.

La idea comenzó en la Patagonia. Dos jóvenes chilenos, un exdreamer deportado de Texas y un empresario local armaron pequeñas redes locales enlazadas bajo las siglas ELN. El efecto dominó del fin de la neutralidad en EEUU se extendió rápido por todo el mundo y fueron las áreas más aisladas del planeta, como el Cono Sur, las que comenzaron a sentir los efectos más fuertes de los costos, la censura y el bloqueo de contenido en internet.

Pero con el dinero de las empresas tecnológicas afectadas, las iniciativas locales y a la llamada "resistencia" de grupos de consumidores se está creando una red emergente que aunque es considerada ilegal por la FCC, es una alternativa real para muchos que no pueden pagar.

El castigo por crear redes paralelas no solo se limita a multas, también incluye penas de cárcel cuando se trata de ELNs.

Y es que no solo se trató del desmantelamiento de la neutralidad de la red en diciembre de 2017. Apenas un año después, el Congreso aún de mayoría republicana, aprobó el marco legal que no existía y que finalmente le dio la estocada final al libre acceso a internet pese a la vasta oposición de la opinión pública.

Mientras tanto, Carlos Antonio Estévez, sigue inventando maneras para tener acceso a internet y pese a la fortuna semanal que gasta en gasolina para conectarse en los Everglades y a las tres tarjetas SIM que le paga a los tres principales proveedores de telefonía celular, apenas representa una pequeña fracción del dinero que tendría que invertir si decidiera aceptar las reglas de juego del gobierno republicano.


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